
Coloco un enlace a un artículo colgado en internacionalism.org en el que se comenta la noticia de un sabotaje en Francia a las líneas férreas. Creo que en él se resume a la perfección la absoluta falta de ideas y la presuntuosidad de la Revolución oficial, y el impasse al que estará condenada la lucha revolucionaria si sigue acomitiendo el problema de la violencia desde los tabúes a los que ha quedado atado, no sé si fruto del buenrollismo pacifista de los hippies en los 60, o como consecuencia de las labores de manipulación de los aparatos ideológicos del poder represivo, que nos han convencido a todos de que la única violencia legítima es la que ejercen los poderes fácticos.
Después he colocado mi comentario a la noticia, que creo resume también a la perfección mi postura al respecto y la que deberían adoptar todos aquellos que se consideren honestos revolucionaros. (voy a empezar a ponerme chulito yo también)
http://es.internationalism.org/ccionline/2008_trenes#comment-289
Con la hueca retórica que se deriva de este artículo y las interminables diatribas a que da lugar, siendo exponente de ello todos los comentarios en los que os debatís inútilmente, queda claro que quien mejor sirve a los intereses de la clase dominante sois aquellos que estigmatizando de entrada acciones de sabote concretas, no hacéis otra cosa que, desde la más pura negatividad, depurar los supuestos contenidos prácticos de la lucha de clases.
¿No os dais cuenta de que, sin entrar a valorar los efectos de conjunto de las acciones aisladas, el movimiento "revolucionario" se ha sumido en un terrible y paralizante impasse que no hace más que dar vueltas ante un tema que se ha vuelto tabú, la violencia? En este momento y desde hace ya un tiempo, no se ve otra cosa desde las posiciones "revolucionarias y de clase" que agudizadas quejas contra la cada vez más intensa mordedura del capital, y fieros ataques contra lo que estos jueces de la Revolución tachan de acciones desesperadas e inútiles. Cero acción concreta, ningún avance en ningún sentido, ningún atisbo de extensión de la conciencia de clase, ninguna lucha por parte de estos tribunales de la razón revolucionaria. Cuando lo cierto es que lo único que desde hace unos años hemos tenido como encarnación real de una lucha contundente contra el Capital han sido fogonazos de ira de multitudes difícilmente identificables, sobre todo en el terreno de las contestaciones a las reuniones de las grandes instituciones financiero-políticas (FMI, OMC, G-8, etc...).
Es decir, que los mínimos atisbos de lucha han llegado de esas furiosas, impotentes y desesperadas facciones, como os place tanto en calificarlas. Bien, ya sé lo que me vais a contestar, que soy un pobre iluso más, un desesperado más, que únicamente conoce de las acciones visibles de la Revolución las imágenes que me ofrecen los grandes medios de comunicación de masas burgueses (os gusta demasiado emplear la palabra burgués y eso atufa a estalinismo) y que la lucha se construye muy poco a poco cada día desde cada centro social y desde cada pequeño foco de resistencia, o alternativo como os gusta llamarlo ahora (esto ya no suena a estalinismo sino más bien a progresismo). Bien, yo os diré, que si desistís de plantear la lucha en el terreno de lo espectacular, es decir, si os saltáis a la torera las enseñanzas del situacionismo, os quedaréis donde estáis, es decir, en eternas charlas masturbatorias sobre lo que es burgués o no, sobre lo que es revolucionario o no, etc...
Pero yo os pregunto, ¿y si en lugar de 4 desesperados expresándose, fuéramos miles? ¿qué si fuéramos miles saboteando infraestructuras por las que circula el capital? Entonces la cuestión cambia completamente de perspectiva y no se trataría ya de prejuzgar y descalificar a estos luchadores sino de preguntarnos por qué les dejamos solos, por qué les traicionamos, por qué les abandonamos...

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